Las personas oyentes desde el momento del nacimiento
están inmersas en un mundo social del cual reciben estímulos por el canal
auditivo, entre otros. Ello les permite ir aprendiendo el lenguaje oral sin que
sea necesaria una intencionalidad por parte de los adultos. Wells recoge cómo, normalmente,
los padres oyentes, al hablar con sus hijos oyentes, “crean, espontánea e
intuitivamente, oportunidades para que los niños aprendan sobre los muchos
sucesos que se producen en el curso de un día cualquiera. Estos padres no
sienten ninguna urgencia por enseñar ...
Pero las personas sordas se ven privadas de este canal
para captar la información y, en consecuencia, utilizan preferentemente otras
vías, como son el canal visual y el cinestésico, lo que les orienta hacia otras
formas de comunicación.
El lenguaje, como argumenta Vigotsky (1978) es una forma
de comunicación y a la vez una forma de representación que facilita el desarrollo
cognitivo.
Es conocido que las lenguas de signos de las comunidades
de personas sordas son lenguas naturales, que tienen estructura propia y
cumplen las mismas funciones que las lenguas orales. Diferentes autores han enfatizado
el interés de la lengua de signos para la población sorda como instrumento de
mediación semiótica para el acceso a la comunicación, a la alfabetización y a la
cultura, desde una perspectiva bilingüe o bicultural. Al referirnos a las
lenguas de signos incluimos también la dactilología o deletreo manual.
Puedes leer el artículo completo pinchando en la imagen
No hay comentarios:
Publicar un comentario